—Lo primero —dijo Melquíades— sería que el nuevo ministro del Interior
fuera ateo, o por lo menos escéptico radical. Con eso ya tendríamos
adelantado el 50 %. ¡Ya está bien de Vírgenes condecoradas y de ángeles
Marcelo en el Ministerio del Interior! Porque una de dos, o dimite
Fernández Díaz, o resucita Valle-Inclán para que prosiga su imperecedera
serie del Ruedo Ibérico. He dicho. Y ya no digo nada de pisotear, chafar y moler el Estado de derecho, porque esta es otra...
—¿Y la Fiscalía?
—¡Ah! La Fiscalía ya tal.
Lecturas recomendadas
- Gonzalo Boye Tuset, Daniel de Alfonso. De "cabo de la policía" a juez (22-7-2016)
- Editorial / El País, Limpiar Interior (24-7-2016)
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