—El independentismo —dijo Meneses— es una opción política perfectamente
democrática, y prohibirlo es una cafrada propia de gobiernos
totalitarios, de los que en España por desgracia tenemos sobrada
experiencia. Aunque no soy ni he sido nunca independentista ni
nacionalista, dejo aquí esta bandera estelada, porque quiero defender el
legítimo derecho de los independentistas catalanes a enarbolar la
bandera que les venga en gana y donde les dé la gana. Ahora bien, como
eso siga así —siguió diciendo Meneses—, no descarto un día pasarme de
pronto a las filas del independentismo y apoyar una República Catalana,
porque nací bajo una dictadura totalitaria fascista y no quisiera
morirme en otra. Ya sería el colmo.
—Claro que no habría que olvidar —apuntó Zacarías— que
quien más contribuyó al golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923, y
luego al golpe militar de Franco y subsiguiente genocidio ideológico,
fue la burguesía catalana. Una burguesía secularmente débil, en
comparación con la de otros países europeos, y cuyo único recurso
frente a los conflictos fue y es la permanente apelación a "la mano
dura". Ojo, pues, que una República Catalana pudiera ser como la turca, y
que los peores y más reaccionarios bárbaros también pueden hablar en
catalán.
Lecturas recomendadas
- Juan Carlos Escudier, Rajoy, padre de la nación catalana (19-5-2016)
- Editorial / El País, Dancausa, a casa (21-5-2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario