Historias de la España vaciada, 11: Trujillo, Cáceres, la Vera y valle del Jerte


Plaza Mayor de Trujillo. Al fondo, la torre de la casa fuerte de los Chaves
y la iglesia de Santa María la Mayor. (Fotografía: J.D.)

La plaza Mayor de Trujillo es un prodigio arquitectónico. Tiene una magia especial difícil de definir. Es una plaza de perímetro desigual, con soportales en tres de sus lados, y a su alrededor la iglesia de San Martín, varios palacios y casas principales de los siglos XVI y XVII, y la estatua ecuestre de Pizarro. Dos de los lados adyacentes de la plaza tienen un desnivel de varios metros, que se salva en el lado largo por medio de una escalinata corrida, y en el lado corto mediante una calle en rampa. ¿Cabe imaginar una plaza más compleja e irregular? Sin embargo, parece que todo está ubicado en su justo sitio, encajando milagrosamente como si la plaza hubiese sido proyectada por un genio de la arquitectura del Renacimiento.

Torre del Reloj de la iglesia de San Martín. (Fotografía: J.D.)
 
Ignoro si la plaza Mayor de Trujillo es ya peatonal: si no lo es, debería serlo. Si algo está de más en la plaza son tantos coches. Por cierto, la escalinata es un añadido de 1929 cuando fue reformada la plaza y se instaló la estatua de Pizarro (obra del escultor norteamericano Rumsey). Antiguamente había un muro de contención abalaustrado a modo de balcón sobre la plaza.

Torre de la casa fuerte de los Chaves, junto a la
puerta de Santiago.
(Fotografía: J.D.)
 
Trujillo es una ciudad monumental que no se visita en unas horas. Es indispensable pasarse por la Oficina de Turismo, hacerse con un mapa descriptivo de la ciudad y trazar una ruta básica de visita.

Un itinerario mínimo de emergencia podría ser el siguiente: iniciamos la ruta en la plaza Mayor, con la iglesia de San Martín, el palacio de San Carlos con su balcón de esquina, el de Piedras Albas con su fachada renacentista y galería porticada (actualmente en venta por 2,6 millones de euros...), y el de la Conquista. Seguimos por la cuesta de la Sangre y la impresionante torre del alcázar o casa fuerte de los Chaves, junto a la puerta de Santiago, que da acceso al recinto medieval amurallado de Trujillo.


Galería del palacio de Juan Pizarro de Orellana. (Fotografía: J.D.)

En las inmediaciones de la plaza de Santiago, con la iglesia románica homónima, se halla la iglesia de Santa María la Mayor, el palacio de Lorenzana, la Casa-Museo de Pizarro, el aljibe árabe de la calle Altamirano y la Alberca. Por la puerta de Coria y la calleja del Castillo iniciamos la subida al castillo. Luego descendemos de nuevo a la plaza Mayor por la calle Ballesteros, con la torre del Alfiler.

Y después de todo ello toca reponer fuerzas en el Mesón La Troya, en la plaza Mayor, en el que almorcé más de una vez cuando todavía estaba regentado por doña Concha. Por cierto, ¿conoces la historia del Mesón La Troya?


Plaza de San Jorge y torre del palacio de los
Golfines, Cáceres.
(Fotografía: J.D.)
 
Dice la Wikipedia que "la ciudad vieja de Cáceres fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986, ya que es uno de los conjuntos urbanos de la Edad Media y del Renacimiento más completos del mundo". Toda la parte antigua encerrada por las murallas es un conjunto monumental. Es imposible siquiera mencionar los numerosos palacios, casas señoriales, iglesias, arcos, puertas y torres... Así pues, al igual que en Trujillo, lo mejor es acudir a la Oficina de Turismo, hacerse con un mapa descriptivo, y callejear. La ventaja de Cáceres es que cuenta con un excelente Parador ubicado en el mismo recinto intramuros, en la calle Ancha.
 
Hace años, en la Oficina de Turismo de Cáceres me dieron un magnífico mapa con toda la Ciudad Monumental dibujada, en perspectiva isométrica: arco de la Estrella, concatedral de Santa María, palacio de Mayoralgo y de los Golfines de Abajo, iglesia de San Francisco Javier, casa de los Solís o del Sol, casa del Mono, torre del homenaje del palacio de las Cigüeñas, casa de las Veletas o los Aljibes, ermita de San Antonio en la Judería Vieja...


Villanueva de la Vera. Cáceres. (Fotografía: J.D.)
 
He estado solo un par de veces en la Vera y el valle del Jerte, y en ambas ocasiones fueron visitas rápidas y por encima, así que estas notas no son más que una simple mención. Para acabarlo de arreglar, apenas tengo fotografías que merezca la pena mostrar.

La comarca de la Vera, al norte de la provincia de Cáceres, discurre desde Plasencia hasta el límite con la provincia de Ávila, encajada entre el río Tiétar y la sierra de Tormantos, que la separa del valle del Jerte. 


Olivos cerca de Garganta la Olla. Cáceres. (Fotografía: J.D.)
 
Siguiendo la carretera EX-203 hay un reguero de pueblecitos que todavía conservan su arquitectura tradicional: picota a la entrada del pueblo, calle larga con casas balconadas o galería corrida, de mampostería en la planta baja, adobe y entramado de madera en los pisos altos, plazoleta asoportalada y fuente de caños en medio. Jaraíz de la Vera, Jarandilla de la Vera, Losar de la Vera, Valverde de la Vera, Villanueva de la Vera... Y en las laderas de la sierra de Tormantos, entre bancales de olivos, Garganta la Olla, por donde se atraviesa al valle del Jerte.

Casa de Garganta la Olla. Cáceres. (Fotografía: J.D.)

El pasado mes de marzo de 2019, en Jaraíz de la Vera fue inaugurado el Museo Etnográfico de la Alfarería, con 1.200 piezas de alfarería de toda España donación de un particular. Habrá que visitarlo, otro motivo más para acercarse a la comarca de la Vera. 
 
Soy adicto a lo que podíamos denominar "museos del pueblo". Los hay por toda la geografía y dedicados a las temáticas más insospechadas. Desde el Museo do Pobo Galego en Santiago de Compostela al Museo de la Música (Colección Luis Delgado) en Urueña (Valladolid), el Museo de Alfarería Tradicional Aragonesa en Morillo de Tou (Huesca) o el Museu de les Cultures del Vi de Catalunya en mi pueblo natal, Vilafranca del Penedès (Barcelona). La lista sería interminable y valdría para otro post.

Cerezos en flor en el valle del Jerte. Cáceres. (Fotografía: El rincón de Ceditas.)

El valle del Jerte discurre al norte de la comarca de la Vera. En primavera, el espectáculo de los cerezos en flor en las laderas del valle del Jerte, es el más impresionante que pueda verse en España.

La última vez que estuve en el Jerte fui expresamente a la Agrupación de Cooperativas Valle del Jerte (cerca de Valdastillas) para comprar una caja de aguardiente de cereza, incluso para regalar: no es mi intención hacer publicidad, pero es un aguardiente de excepcional calidad. 


El valle del Jerte también tiene sus museos, empezando por el Museo de la Cereza, en Cabezuela del Valle.


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