Juan de Mairena nunca hubiera podido imaginar que el problema de nuestras economías es que hay demasiado dinero.
Me explico: demasiado dinero en muy pocas manos, y poco dinero, por no
decir ninguno, en manos del 99 % de la población. Estas enormes
"burbujas de liquidez", que van de un lado a otro buscando el máximo
beneficio inmediato, se comportan como una manada de cerdos
salvajes: a donde van lo destrozan todo. Lo que los economistas llaman
"economía productiva" es algo que hace tiempo ha dejado de interesar a
estos cerdos: la "economía productiva" es algo demasiado complejo, donde
intervienen complicados factores: trabajo, producción, consumo...,
innovación..., y donde el beneficio es incierto, y lo que es peor: rara
vez es inmediato. Los cerdos propietarios del dinero no quieren
ni oír hablar de "economía productiva". La consecuencia es que la
maquinaria de nuestras economías ha dejado de funcionar, se ha roto
doblemente tanto por el lado de la producción (no hay inversión) como
por la del consumo. Nuestras economías se están hundiendo, el mundo se
está empobreciendo, y el paro y la miseria están afectando a cada vez
más gentes en todas partes. ¿Solución? A mí sólo se me ocurre esta:
imponer una limitación al enriquecimiento personal.
En todo caso, esta propuesta no es más ilusa que la de "regular" las
instituciones financieras, cuando precisamente el poder —incluido el
poder político— está completamente en manos de estos cerdos.
Lecturas recomendadas
- Vicenç Navarro, La próxima crisis financiera internacional (6-9-2013)