—Quienes mangonean el PSOE —dijo Meneses— han
decidido nada menos que cargarse el partido con tal de impedir un pacto
de gobierno con Unidos Podemos y otros grupos políticos de izquierda.
Esta decisión, aparentemente demencial por lo desmesurada —y, desde
luego, demostración de la estupidez, el endiosamiento y el matonismo
político de esos dirigentes—, es sin embargo coherente con el PSOE de
Suresnes desde su creación en 1974: un partido cuya finalidad ha sido,
precisamente, la de ser un tapón para la izquierda en España (a cambio,
eso sí, de unos chuches de Estado social, para engañabobos), función que
ha cumplido a la perfección hasta el día de hoy en que un puñado de
mercenarios que se autocalifican "socialistas" deciden inmolar el
partido en el altar de la corrupción del PP, blanquear al partido
político más corrupto de Europa en las últimas décadas, y ello además
en plena orgía de procesos judiciales que afectan al PP, y permitir
otros cuatro años de caótico desgobierno de la derecha radical en
España: es el último servicio del PSOE a la oligarquía patria. Peor
castigo y peor pesadilla, imposible (*). Por lo demás, en esta nueva
legislatura de coalición con que nos amenazan estos espectros del régimen
—sea dicho en términos orteguianos (**)—, los conflictos estarán servidos,
pero no desde luego por parte de la sociedad española cuyo
comportamiento ha sido más que ejemplar, y su paciencia digna del santo
Job, sino por parte de un Estado terrorista que cada vez más necesita de
la conflictividad permanente y de la violencia para criminalizar a la
población (***) y sostenerse en el poder mediante el miedo
generalizado.
En realidad, lo sucedido en estos días
no es sólo un golpe de mano dentro de un partido, sino un golpe de
Estado en toda regla, aunque light, mediante el cual la
oligarquía ha decidido por la brava —con la brutalidad y la estupidez
que tanto caracterizan a la oligarquía de rapiña patria— que las cosas
sigan como están, con el BOE bien amarrado a su servicio, aunque para
ello tenga que sacrificar un partido, el PSOE. No importa: todavía le
quedan otros dos partidos políticos, o uno y medio, según se mire. Como
ejecutor del "psoeicidio" se señala al egregio socialista de Suresnes,
González Márquez, que ya llevaba tiempo dando la lata con la "gran
coalición", arropado por la "vieja guardia" y la entusiasta colaboración
de El País, convertido definitivamente en lamentable panpleto anti Podemos.
Conclusión: finalmente se acabó la gran
impostura de este PSOE de trampantojo. Lo único sorprendente es que
haya durado 42 años.
Mis felicitaciones a los estudiantes de
la Universidad Autónoma de Madrid que abuchearon a González Márquez y a
Cebrián. En las circunstancias actuales, conferencias de esos
individuos son un insulto. Que vayan a Venezuela a dar lecciones de
democracia, si les dejan, que en España no las necesitamos, y menos de
su parte.
Finalmente —concluyó Meneses—, Unidos
Podemos debe prepararse para una feroz campaña de criminalización por
parte del PPSOE, el aparato del Estado (que no olvidemos hace ya días
que ha dejado de ser democrático y de derecho, y la división de poderes
una fábula), y la práctica totalidad de los medios de comunicación.
Será duro, pero los cinco millones de votantes han de convertirse en
diez. España necesita de una vez una verdadera Transición, no desde
arriba, que ya está vista, sino desde todas partes. En este difícil
contexto, Unidos Podemos debería procurar no cometer demasiados errores,
trabajar en serio, demagogia la justa y mejor aún ninguna, y esperar —y
coadyuvar— a que el régimen caiga como fruta podrida del árbol de la
corrupción. Porque la Transición desde arriba de 1978 ha llevado a eso: a
que España haya padecido y siga padeciendo el régimen más corrupto de
Europa occidental, lo cual estamos pagando todos con creces. Lo que
dejó Franco atado y bien atado, aparte de la monarquía, fue desde luego
la corrupción del régimen. La mezcla de desigualdad extrema, altísimas
tasas de desempleo, corrupción e impunidad es letal para cualquier país,
y la última baza del régimen para atornillarse en el poder podría ser
llevar a España, precisamente, por los derroteros del caos y la miseria
de los Estados fallidos: en esta dinámica —que esperamos no ver jamás—,
el peor enemigo de los ciudadanos decentes no será la matonería
criminal de un Estado convertido en la banda de Al Capone, sino el
miedo. Así pues, pilas.
(*) Afirma el PSOE que estando el
gobierno en minoría, podrá ejercer la oposición de manera más eficaz,
como si dijéramos: tenemos al PP cogido de los cataplines. He ahí otra
perla más del alambicado cinismo de este partido, para enmarcar. ¿Qué
oposición podrá ejercer el PSOE? Absolutamente ninguna, aparte teatro,
que será bronco cara a las galerías respectivas para mantener la
ilusión de antagonismo, y patético hasta la náusea. El PSOE está
obligado a aprobar las leyes que se le antojen al PP, so pena de
disolver las cortes y convocar nuevas elecciones, que enterrarían
definitivamente al PSOE si es que ya no lo está. Dicho de otra manera,
en el voto de abstención va incluida la renuncia a ejercer de oposición:
el harakiri del PSOE es todo un pack, ha decidido entregarse
al PP sin condiciones, por orden de los de arriba, y eso es todo. Sólo
una revuelta de envergadura dentro del partido podría torcer ese
desastre en el futuro. De momento, aquello de que el "PPSOE son la misma
mierda" volverá a resonar como nunca durante toda la nefasta
legislatura. La oposición, si acaso, será contra Unidos Podemos, y es
seguro que el PSOE se empleará bien a fondo en ello. Total, se prevé una
legislatura asaz cómoda para este segundo tramo de la dictablanda de
Rajoy Brey. Las tormentas, y bien negras, vendrán cuando el BCE deje de
comprar deuda, lo cual se solapará con la liquidación del fondo de
pensiones y la batería de "ajustes" fiscales exigidos por la Comisión
Europea: todo un Chernóbil financiero para un Estado quebrado y un país
exhausto, que no habrá quien lo aguante. Entonces despertaremos de golpe
de las mentiras con las que nos ha estado aburriendo el gobierno del PP
durante los últimos cinco años. Pero, por supuesto, toda la culpa será de Podemos como
antes fue la herencia de Zapatero: la derecha radical es siempre
perfectamente irresponsable de sus actos por definición.
(**) Cito el famoso párrafo de Ortega:
"La España oficial consiste, pues, en una especie de partidos fantasmas
que defienden los fantasmas de unas ideas y que, apoyados por las
sombras de unos periódicos, hacen marchar unos Ministerios de
alucinación" (José Ortega y Gasset, Vieja y nueva política. Conferencia dada en el teatro de la Comedia el 23 de marzo de 1914, Madrid, p. 14; en Obras completas, t. I, Madrid, Taurus, p. 715). Han transcurrido más de cien años y andamos en lo mismo.
(***) Un reciente ejemplo de ello es el incidente en Alsasua.
Por no hablar del demencial enfrentamiento contra Cataluña, todo un
clásico de la derecha radical ultranacionalista, desde Primo de Rivera a
Rajoy Brey, pasando por Franco, y que el PP parece decidido a explotar
hasta donde haga falta.
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