"Con la investidura de
Rajoy se consagra la impunidad política, produciéndose un daño tremendo
al sistema democrático. La corrupción masiva y estructural del Partido
Popular no ha impedido que este partido continúe gobernando. Es un
fracaso colectivo de nuestra democracia" (Sánchez-Cuenca).
—Este párrafo es para subrayar y
enmarcar —dijo Meneses—. Efectivamente, el indecente blanqueo del PP por
parte del PSOE tendrá consecuencias políticas e institucionales de
dimensiones históricas. Es, nada menos, el acto preliminar de un golpe
de Estado blando, tan de moda, de carácter involucionista, y que llegará
hasta donde la Unión Europea lo permita, aunque vistas las tragaderas
tan anchas con Hungría y Polonia no cabe esperar nada. En realidad, en
la legislatura pasada el gobierno del PP ya ha andado un buen trecho del
camino, y ahora gracias al PSOE tiene el campo expedito para rematar su
labor de demolición del Estado de derecho hasta donde convenga a la
oligarquía de rapiña patria. Los ciudadanos (o "chusma" como nos
califican) en toda esta historia no pintamos nada, y el único papel que
nos tienen reservado es asegurar el pago de las astronómicas deudas
privadas —con nuestro patrimonio, con nuestro trabajo, con lo que sea—
de esas bandas de delincuentes que los ilustrados llaman "oligarquía". Y
como robar, saquear y expoliar a la gente es incompatible con la
democracia, pues ahí lo tienes.
Lecturas recomendadas
- Jesús López-Medel, Podemos frente a la Alianza Antipopular (30-10-2016)
- Ignacio Sánchez-Cuenca, Un nuevo desencanto (31-10-2016)
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