Tuit 609 (¿Qué hacer? Otra adenda, medio anécdota) - 7 septiembre
Hace ya bastantes años visité en su casa de Sevilla a un conocido poeta y escritor, ya fallecido, y a su mujer, también sevillana y profesora de matemáticas. Hablando de todo un poco después de la cena, de pronto la profesora me espeta: "¿Qué se siente, siendo catalán?" Quedé alucinando. Estuve a punto de contestarla con una impertinencia. "¿Qué se siente, siendo sevillana?" ¡Nada, no se siente nada! ¿Qué se va a sentir? Sin embargo, la pregunta me hizo sentir por momentos como un extraterrestre acabado de aterrizar en Sevilla desde otra galaxia.
¿Somos extraterrestres los catalanes?
Desde luego, tanto la profesora como su marido, poeta, escritor y periodista reconocido, eran personas cultas y formadas. Pero la pregunta de la profesora, un tanto ingenua pero salida del alma, expresa una realidad generalizada: la absoluta incomprensión de Cataluña por parte de una gran mayoría de españoles, incluidas personas cultas y formadas. Esta incomprensión se torna en hostilidad cuando se da suelta, irresponsablemente, a la Bestia anticatalanista, que es la espoleta del nacionalismo (fascista) español. Es el ¡A por ellos! El nacionalismo (fascista) español —ya lo he dicho otras veces— tiene la insólita peculiaridad de señalar el enemigo dentro de la propia casa. El invento de identificar a Cataluña como enemigo de la "nación española" cabe atribuirlo al general dictador Miguel Primo de Rivera en 1923. (Otro paréntesis: llamo fascista al nacionalismo español porque no hay otro nacionalismo español más que el fascista, también esto lo he explicado por activa y por pasiva: en España, desde la muerte de Franco, no ha habido ningún proceso de renacionalización democrática. Tanto es así que los símbolos del Estado —bandera, himno, escudo—, aguilucho más o menos son los mismos que los del Estado franquista. España sigue siendo —desmiéntame el que quiera— "una unidad de destino en lo universal". El fascismo fue amnistiado y ahí sigue: ¿esperábamos, quizá, que se evaporara por sí solo como un charquito de agua al sol? Etc., etc.)
En resumen. Lo he explicado mil veces, o mil quinientas, y esta es la 1.501: los catalanes solo queremos gobernarnos a nosotros mismos. ¿Tan difícil es entender esto? Pues bien: NO SE ENTIENDE. Sin embargo, ¿no se entiende, o no se quiere entender?
Cada cual conteste lo que le parezca.
Nota bene. Siempre habrá algún capcioso que diga: y las Autonomías, ¿qué? ¿No son "autogobierno"? Las Autonomías —ese sucedáneo de autogobierno soft— han funcionado hasta que la sentencia del Tribunal Constitucional 31/2010 dejó a Cataluña sin Estatuto de Autonomía. Impuso a Cataluña un Estatuto a la medida del PP, que nadie votó en Cataluña, y que ningún catalán puede reconocer como suyo. Ninguno. Como ha dicho acertadamente Puigdemont, todo el follón posterior en Cataluña (incluido el auge espectacular del independentismo), tiene su origen en esa desastrosa sentencia del TC de 2010 promovida por el PP.
Otra objeción: ¿y qué tendrá que ver el autogobierno, aspiración legítima, con la independencia? Tiene que ver que, visto lo visto, a algunos catalanes les ha parecido más factible lograr la independencia de Cataluña que reformar el Estado para que en España sea posible un autogobierno real, efectivo e irreversible. ¿Es un problema de ingenuidad superlativa? Probablemente. Sin embargo, algunos catalanes han llegado a la firme conclusión de que lo ingenuo, lo iluso, lo disparatado, es pretender reformar el Estado español (¡sic!). ¡Ah! Y visto lo visto parece que el Estado les está dando la razón... ¿Logrará algún gobierno enderezar este desastre?
Es inútil insistir en esa historia, porque además no parece interesar a nadie. Mal asunto. Ahora bien, los políticos tienen la responsabilidad de aclarar las cosas al respecto, si es que queremos salir de este atolladero extremadamente difícil. Aclarar no es embrollar, y menos aún echar más gasolina al fuego que es lo que hace la derecha en este asunto, convencidos de que el ¡A por ellos! les beneficia electoralmente.
Por último: como he dicho en otros post, lo primero es desactivar de una vez el mencionado ¡A por ellos!, que no es más que terrorismo de Estado disfrazado de apariencia legal. Una tarea ingente. Veremos.
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Tuit 610 (Jacobinismo intempestivo) - 7 septiembre
—El PSOE haría bien en escindirse en dos partidos: el PSOE socialista, progresista y democrático, que es el PSOE de las bases, y el PSOE carca, monárquico y lameculos del poder, el mismo que colaboró con la dictadura de Primo de Rivera, y que es el PSOE de Felipe González, Alfonso Guerra, García-Page y tantos otros bocachanclas, que cada vez que abren la boca es para echar a correr y no parar, pues dejan a su izquierda a la ultraderecha española.
¿Será capaz ese PSOE de aprobar una Ley de Amnistía, con toda esa cáfila de carcamales dando la lata desde dentro mismo del partido?
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Tuit 611 (Las Españas) - 7 septiembre
—Sí. En el Congreso pronto se escucharán las lenguas de Castelao, Manuel de Pedrolo y Joan Fuster. ¿Avanzamos? Un pasito más a que el Congreso se vaya pareciendo a España, o mejor a las Españas, como se decía clásicamente... A vostè què li sembla això, senyor Jordi?
—Genial. A veure si així deixen de dir-me Jorge en lloc de Jordi, que tampoc és tan difícil de pronunciar, ni és necessari aprendre català. Tothom pronuncia correctament Kilimanjaro, i ningú sap suajili, o no? Doncs Jordi igual. És una qüestió de cortesia elemental i respecte: cadascú té el nom que li van posar a casa seva i ningú té dret a canviar-li.
(Continuará.)
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"OTAN - Terrorismo legal". Manifestación contra la OTAN. Cracovia (Polonia),
19 febrero 2009
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La República es una forma de Estado que en sí misma no garantiza nada. Ahora bien, la Monarquía Española garantiza la perpetuidad de la corrupción del Estado y por ende la imposibilidad de la democracia, puesto que corrupción y democracia son incompatibles. La Monarquía Española conduce indefectiblemente a la dictadura
