4 de septiembre de 2023

(Tuits de extrema derecha y guerra, 16.)

Tuit 606 (¿Qué hacer? Deberes para el centroizquierda democrático) - 3 septiembre
1) El primer problema constitucional de España es el encaje de Cataluña 
y el País Vasco en el Estado. Este problema ni es nuevo en el mundo ni España es original. En el mundo hay 5.000 naciones y 197 Estados: eso significa que la gran mayoría de Estados son plurinacionales. Ahora bien, cuando en España alguien alude a la plurinacionalidad del Estado todo el mundo se echa las manos a la cabeza como si ello fuera una cosa rarísima. Pero la realidad es que España es un Estado plurinacional, llueva o haga sol, como tantos otros Estados en el mundo. En realidad, el Estado-nación solo existe en los libros de teoría política. Es el Estado uninacional la entelequia, no el Estado plurinacional. Incluso una supuesta Nación por antonomasia como Francia tiene algunos problemillas por resolver: Bretaña, Córcega, Occitania... 

2) Desde el punto de vista constitucional, el problema de la integración de las naciones en el Estado es simple y está resuelto desde el siglo XVIII: se llama Estado federal, cualquiera que sea su materialización. Al respecto decía Meneses en 2021 en este blog:

—... en el mundo hay 5.000 naciones y 200 Estados. Eso significa que todos los Estados plurinacionales han arreglado de un modo u otro su "problema territorial". Todos, menos España. ¿Qué maldición hay en España que impide que solventemos nuestro "problema territorial"?

La Confederación Suiza tiene una superficie similar a la de Extremadura, se hablan cuatro lenguas, como en España, y está dividida en 26 cantones. Ellos arreglaron su "problema territorial" hace 173 años, con la Constitución federal de 1848, y desde entonces viven tan tranquilos, y lo más sorprendente es que en todo este tiempo tan dilatado no ha habido ningún suizo idiota que berreara "¡Suiza se rompe!". Lo mismo y aumentado podría decirse de Estados Unidos de América (Constitución de 1787...), República Federal de Alemania, Federación de Rusia y un sinfín de otros países. En Rusia se hablan 100 lenguas, que se dice pronto, y en China 302. Eso sí son "problemas territoriales" mayúsculos, y no la bobada de las cuatro lenguas de España. (Tuit 322. España Una vs. Estado federal - 7 junio 2021.)


3) En España, el "problema constitucional de España" lo llamamos "problema de Cataluña" (!), como si los catalanes fuéramos unos capullos recalcitrantes sin otra cosa que hacer que fastidiar y tocar las narices al resto de españoles. Pero no, no hay ningún "problema de Cataluña": el problema es de España. Sin embargo, esa percepción, muy general en España, tiene diversas consecuencias, y la primera de ellas es la brutal incomprensión de Cataluña por parte de España, hasta el punto que yo me niego a hablar de Cataluña con nadie: la incomprensión es absoluta y pertinaz. Cien años de nacionalismo fascista no se diluyen así como así, y menos cuando desde 1975 no se ha hecho ningún esfuerzo en pro de una renacionalización democrática de España. Pero sean cuales sean las percepciones de los españoles respecto del mal llamado "problema de Cataluña", el caso es que el Estado tiene un problema que ha de resolver, tanto más cuanto sin Cataluña España es ingobernable, como se está demostrando una y otra vez. (Paréntesis: Puigdemont votará que no a la investidura de Snchz, proponga este lo que quiera, y veremos lo que hace ERC, que no querrá ser menos y sobre todo no quedar de botifler.)

4) Así pues, Cataluña está fuera de España (!). Nada menos. No es que "España se rompa", es que ya está rota, y la rompieron no los catalanes, sino la humillante sentencia del Tribunal Constitucional 31/2010, de 28 de junio (anterior por tanto a la eclosión independentista en Cataluña), que dejó a Cataluña sin Estatuto y se cargó de facto la "constitución territorial del Estado", aunque este es otro tema. ¿Cómo arreglar el estropicio? ¿Tiene arreglo?

5) Por lo que respecta a Cataluña, la sentencia del TC de 2010 impuso a Cataluña el Estatuto de Autonomía que le dio la gana al PP por medio del Tribunal Constitucional (le costó al PP cuatro años amañar un TC a su favor). Los catalanes reaccionaron inmediatamente, y mayoritariamente, diciéndole a quien corresponda que se meta aquel Estatuto de Autonomía por donde le quepa, porque no es el Estatuto que votaron ellos en referéndum. Desde 2010 Cataluña carece de Estatuto de Autonomía. Lo cual significa que es imposible que Cataluña se autogobierne de manera ordenada. Dicho de otra manera: el problema de Cataluña 
ahora sí es problema de Cataluña no tiene solución, por lo menos desde Cataluña. ¿La tiene desde el Estado? Desde 2010 Cataluña está materialmente fuera de España y sumida en un caos político sin solución. ¿Tiene solución desde España? De momento, no parece que vayamos en la dirección adecuada.

5') Paréntesis. Omito la carnavalada del juicio del procés, que ha sido el asombro del mundo mundial, y omito el acoso permanente de la Brunete judicial contra Cataluña. Más de 3.000 políticos catalanes encausados en procesos judiciales. Una animalada a la que el Estado debe poner fin sí o sí. Si no se resuelve esa condición necesaria, olvidémonos del resto. Lo del Piolín también dio la vuelta al mundo. El ¡A por ellos! El real discurso de 3 octubre 2017. Etc.

6) El Estado autonómico fue en 1978 la solución constitucional al problema territorial de España. Ahora bien, desde entonces el PP 
que votó en contra de la Constitución y sueña con la vuelta al Estado unitario y centralizado al estilo franquista, donde se roba más y mejor no ha parado hasta cargarse el Estado autonómico. Le ha costado 32 años de labor de zapa pero al final la derecha se ha salido con la suya. Desde la sentencia del TC de 2010 mencionada, las autonomías son meras entidades con descentralización administrativa, si acaso con unas gotitas de autonomía política (o ni siquiera esto en la práctica), pero imposibilitadas de ir más allá de esa descentralización soft. La sentencia del TC 31/2010 deja claro el "techo autonómico", que hubiera aprobado hasta Franco. El vaciamiento constitucional de contenido sustantivo de las autonomías es irreversible. La autonomía política es un espejismo. El PP se felicita: ya tiene lo que buscaba. A lo que iba, conclusión: es imposible que Cataluña encaje en este Estado folclórico de Coros y Danzas, ni con calzador. Cataluña y el País Vasco exigen un autogobierno político real, efectivo e irreversible: es lo mínimo, pero inexcusable. Así pues, vuelvo a insistir: España tiene un problema (constitucional) como la copa de un pino.

7) ¿Qué hacer? Como he dicho en el punto 2), todo está inventado. Ni el chiste de la "nación de naciones" ni artilugios espurios como la "convención constitucional" (bilateral) de Urkullu. La solución al problema constitucional de España es el Estado federal, en el cual los estados federados están reconocidos explícitamente en la Constitución ("Art. X. Los estados federados que integran el Estado federal son A, B, C, D, y los que sean"), al igual que están tasadas sus competencias ("Art. Y. Las competencias de los estados federados son TODAS, excepto las que el Estado se reserva para sí, que son, a saber: M, N, Ñ, O y P"). Etc. Es decir, en un Estado federal los estados federados están blindados en la Constitución y a salvo de las veleidades intromisorias del Estado. Como sea, el parche de las autonomías ha tocado a su fin: el PP les dio el tiro de gracia en 2010, y nadie espere que resuciten.

8) ¿Cuál es el problema para que España se constituya en un Estado federal? Lo diré fácil: el problema es la Monarquía. Si se pretendiera reformar la Constitución, necesariamente se plantearía el otro gran problema constitucional irresuelto: la forma de Estado. La sociedad española exigiría un referéndum sobre República o monarquía, que sería empezar la reforma constitucional por el principio, y esto la monarquía lo impedirá, y lo impide, como sea. Por eso no se puede reformar la Constitución española, que a esas alturas es ya una Constitución nominal, un fantasma de Constitución. Todo por no abrir el melón de la forma de Estado.

9) La Monarquía Española —que no es "monarquía parlamentaria", sino Monarquía a secas, como en el siglo XVII— es el tapón que impide que en España se mueva una hoja. ¿Cómo acabará ese despropósito? Como ha acabado siempre: con el colapso del Estado, y crucemos los dedos. 

9') Con el 15-M a la Monarquía le temblaron las piernas, de ahí la abdicación forzosa de Juan Carlos I en 2014 y lo que sigue (por ejemplo, Vox). La pugna entre Monarquía y sociedad española democrática ha de resolverse en favor de esta, que es donde reside la soberanía, no en la Monarquía. La Monarquía solo puede imponerse a la sociedad a la fuerza, mediante el recurso a la violencia y el terror de Estado. Las monarquías no cambian. Ojo.

10) Último punto conclusivo. La transición de España en sentido fuerte no es tanto de la dictadura franquista a la democracia, sino transición de la Monarquía Española a la democracia. Ese es el deber, urgente, del centroizquierda democrático y de la sociedad española. Que lo veamos y podamos contarlo.


Tuit 607 (¿Qué hacer? Adenda) - 4 septiembre

Pdr Snchz: "La próxima legislatura debe ser la que deje atrás, definitivamente, la fractura que vivimos en el 2017" (La Vanguardia, 4 septiembre)

—La "fractura" de Cataluña no la cierra Snchz ni veinte Snchz. Es una fractura de tal envergadura que no se cerrará ni en dos generaciones, con suerte. Es como si alguien hubiera arrojado sobre Cataluña 20 bombas atómicas. Pero tiene razón Snchz: hay que empezar a ponerle arreglo, aunque sea evitando que el desastre vaya a más, que ya sería mucho. Pero incluso eso es pedir peras al olmo porque en España el Estado va por libre... ¡Pero si hasta García-Page mete palos en las ruedas! En fin.

Un primer paso es que Cataluña dejara de ser considerada el enemigo de la "nación española" (sic). Ese es el núcleo duro del nacionalismo fascista español desde la dictadura de Primo de Rivera. Como sea, el ¡A por ellos! se tiene que acabar. El monstruo de la catalanofobia tiene que volver a la caverna fascista de donde ha salido. ¿Qué tal? Difícil. En una legislatura no se puede lograr lo que no se ha hecho en 50 años. Cambiar el discurso del nacionalismo español, que lleva cien años adoctrinando a la sociedad de manera ininterrumpida desde 1923 salvo el paréntesis de la República, que impregna hasta la Constitución, no es chascar los dedos y ya está. 

En cuanto a la alusión a 2017, ¿se refiere al discurso del rey? No creo. Sin embargo, desde luego no estaría mal que el Parlamento instara al rey a que rectificara su discurso de 3 de octubre de 2017. Hiciera como su antepasado Fernando VII: "Dese por no pronunciado." Ese sería un inmejorable principio. No caerá esa breva, y con el PSOE, menos.

En conclusión: nada, cero. Mi pesimismo respecto que desde España se dé una solución al problema de Cataluña es del 99 %. Porque ello implicaría reformar el Estado, y antes veremos volar las vacas. No lo consiguió Azaña, menos el PSOE de Suresnes, que ni se lo plantea. 


Tuit 608 (Puigdemont) - 5 septiembre
—¡Papá! ¡Papá! Mamá dice que te pregunte qué te ha parecido la intervención de Puigdemont y sus condiciones para la investidura.
—Predecible y más sensato que todos los políticos españoles juntos. Pura derecha catalana.
—¿Y votará o no?
—Votará no por dos razones. Primera, porque a Puigdemont no se le ha perdido nada con España: su problema es el independentismo y no la gobernabilidad de España. Segunda, y definitiva, porque ni Snchz ni nadie está en condiciones de mover un dedo. Teatro, el que se quiera; gobernar, no se espere. Cuando el pueblo caiga del guindo y se dé cuenta que su cacareada soberanía es un espejismo, veremos lo que ocurre.

Respecto al PSOE, mire bien por donde pisa. No se puede prometer una amnistía y luego echarse para atrás, porque en las próximas elecciones el PSOE podría llevarse un disgusto. La sociedad exige la máxima seriedad, y más en estos asuntos, no vayamos a tener un Rubiales político. 

Dicho esto, la amnistía a los 3.000 o 4.000 políticos y activistas catalanes independentistas encausados a consecuencia del procés, es imprescindible, aunque el gobierno lo tiene todo en contra, empezando por gran parte de la opinión pública española que sigue en modo ¡A por ellos! Por otro lado, la amnistía, aunque imprescindible, no acabaría con el acoso judicial contra el independentismo catalán, que va a piñón fijo. El problema está más arriba en el Estado: el rey debe rectificar su discurso de 3 de octubre de 2017. Extraña que no se le haya ocurrido a Puigdemont. Hay que desactivar el ¡A por ellos! del Estado. Esa es la condicion sine qua non para encarrilar una salida al problema de Cataluña, que no es el problema de Cataluña, sino el de España, y además el problema Número Uno: si no se explica eso a la sociedad española, y no es fácil de explicar, vamos listos.

(Continuará.)

 


"OTAN - Terrorismo legal". Manifestación contra la OTAN. Cracovia (Polonia),
19 febrero 2009





La República es una forma de Estado que en sí misma no garantiza nada. Ahora bien, la Monarquía Española garantiza la perpetuidad de la corrupción del Estado y por ende la imposibilidad de la democracia, puesto que corrupción y democracia son incompatibles. La Monarquía Española conduce indefectiblemente a la dictadura
 

Conviene leer
- Miguel Mora, Rubiales, sus palmeros y el Sistema Florentino (3 sep)

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