Historias de la España vaciada, 12: El Maestrat / el Maestrazgo


Morella (Castelló). (Fotografía: J.D.)

El Maestrazgo tiene fama de comarca áspera y recóndita, pero actualmente ya no es así. Hoy día toda la comarca está perfectamente bien comunicada, con excelentes carreteras, tanto en la parte de Castelló como en la de Teruel, y ya ha perdido aquel carácter de comarca remota y aislada. Hoy, el general Cabrera, el Tigre del Maestrazgo, y su ejército carlista, lo tendrían difícil para refugiarse en el Maestrazgo y atrincherarse en Morella. 

El Maestrat de Castelló está integrado por tres comarcas (Baix Maestrat, Alt Maestrat y Els Ports de Morella), aunque a nosotros aquí nos interesa solo el Alt Maestrat y Els Ports, con las poblaciones entre otras de Morella (capital de Els Ports), Forcall, Cinctorres, Portell de Morella, Castellfort (a 1.118 m de altitud, considerada la población más fría de la Comunidad Valenciana), Vilafranca, Benassal, Ares del Maestre... En cuanto al Maestrazgo de Teruel tiene su capital en Cantavieja, y abarca las poblaciones entre otras de La Iglesuela del Cid, Fortanete, Villarroya de los Pinares, Miravete de la Sierra, Mirambel, Tronchón, Bordón, Cuevas de Cañart, Molinos, Castellote...

Panel de azulejos del portal de la casa Rovira (carrer de la Mare de Déu de
Vallivana) que representa el milagro de san Vicente Ferrer.
Foto de los
años 80.
Morella (Castelló). 
(Fotografía: J.D.)

La ciudad amurallada de Morella y los pueblos medievales de Cantavieja y Mirambel figuran desde hace años en la guía Los pueblos más bonitos de España.

En Morella los residentes entran por la puerta de Sant Miquel y salen por el portal dels Estudis. En ambas puertas extramuros se han habilitado amplios estacionamientos para los visitantes, que deben dejar allí sus vehículos. Esto es genial, pues pone fin al caos de coches por las imposibles calles de Morella. Prácticamente toda la población es peatonal,
salvo vehículos de residentes.

Cinctorres (Castelló). (Fotografía: J.D.)

Morella parece que ha apostado por el turismo, y ello se nota en las nuevas tiendas y comercios. En una de estas nuevas tiendas de productos de la tierra encontré miel de caña, que nada tiene que ver con el Maestrazgo, pero llevaba meses buscándola sin éxito. Además, por supuesto compré el tradicional queso de Tronchón.

Todos los pueblos del Maestrazgo han hecho lo imposible por atraer el turismo. El cambio en las dos últimas décadas ha sido notable. Los ayuntamientos han adecentado los pueblos, pavimentando calles y plazas, y reordenando el espacio urbano. Se han restaurado casas y edificios. En todas las Oficinas de Turismo eres bien atendido y disponen de abundante información sobre la comarca.


Puente medieval sobre la rambla del Sellumbres en la
Pobla del Bellestar (Castelló).
(Fotografía: J.D.)

La última vez que he ido al Maestrazgo fue en septiembre de 2019. Me detuve en Cinctorres para preguntar por una gasolinera (algo que hay que tener en cuenta en el Maestrazgo: las gasolineras siguen contándose con los dedos de una mano...) y de paso entré en la Touristinfo Cinctorres. En un mostrador a la entrada había una especie de bufandas, dentro de bolsas de plástico y dispuestas para la venta.

—¿Son bufandas...? —le pregunté a la empleada.
—No. Son fajas para los castellers de Cataluña.
—¿Fajas para los castellers...?
repetí, alucinando, mientras miraba una faja negra.
—Las fabricamos aquí, en Morella. Todas las colles de castellers las compran aquí.
—La de los castellers de Vilafranca es negra... camisa verde y pantalón blanco —dije, casi con lágrimas en los ojos. Ya estaba oyendo la gralla y cómo el cap de colla grita Amunt!

Estuve a punto de comprarme una faja de casteller. Quién iba a decirme que en Cinctorres, en el Maestrat, iba a encontrar una auténtica faja de los castellers de mi pueblo, Vilafranca del Penedès.


Ares del Maestre (Castelló). (Fotografía: J.D.)

Porque no todo es el turismo. En Morella se fabricaba —y sigue fabricándose— la tradicional manta morellana. Sin embargo, la manufactura textil se ha ampliado a toda clase de prendas regionales para mujer y hombre, pañuelos, camisas, alpargatas, mantones..., incluso auténticas fajas de San Fermín o la tradicional faja ancha de algodón de los castellers: en la tienda online Traje Regional encuentras cualquier prenda regional que se te ocurra.

Mirambel (Teruel). (Fotografía: J.D.)

Es un sencillo ejemplo de cómo el turismo puede ser el trampolín para múltiples otras iniciativas económicas locales, que sumadas en conjunto suponen una tabla de salvación para evitar la catástrofe de la España vaciada. Aparte, en este caso, de resucitar la tradicional industria textil del Maestrazgo. En este sentido, en La Iglesuela del Cid es obligada una visita al Centro de Interpretación del Textil y de la Indumentaria.
 
Acabo esas líneas sobre el Maestrat con una mención histórica obligada: en 1938, varios pueblos del Maestrat (Benassal, Ares del Maestre...) padecieron el criminal ataque de la aviación nazi, para experimentar el bombardeo en picado de los Stuka, lanzando sobre los pueblos bombas de 500 kg. No solo fue Gernika.

Antigua casa de mampostería y revoco de cal
en Cantavieja (Teruel).
(Fotografía: J.D.)

En cuanto al Maestrazgo turolense, los tres pueblos medievales de La Iglesuela del Cid, Cantavieja (a 1.290 m de altitud) y Mirambel son los más bonitos, aunque la comarca es extensa y con muchos rincones. Tanto en Cantavieja como en Mirambel han sido reformadas muchas antiguas casas (ver arriba la foto de una antigua casa a la entrada de Cantavieja, sobre la A-226 hacia Mirambel, actualmente reformada). La reforma de antiguos edificios y casas, con más o menos acierto, es un fenómeno que se observa en muchos pueblos tradicionales de Aragón.

Plaza porticada de Cantavieja (Teruel). (Fotografía: Turisbox)

Mirambel ha sido tan restaurado que por momentos parece un decorado de cine más que un pueblo. Supongo que esto es inevitable. En Alquézar (Huesca), otro "pueblo bonito", ocurre lo mismo. Cantavieja, igual, y así sucesivamente.

La Iglesuela del Cid (Teruel). (Fotografía: J.D.)

Un ejemplo: en La Iglesuela del Cid se han adoquinado algunas calles (ver la foto de arriba). Sin duda, una gran idea, y más cuando antiguamente también estaban adoquinadas. Pero el resultado no es el mismo: antiguamente los adoquines eran labrados a mano y las junturas rellenadas con argamasa, y hoy son tallados a máquina en perfectos bloques idénticos y las junturas rellenadas con cemento, de manera que el suelo es tan homogéneo que apenas hay diferencia entre una calle adoquinada o enlosada. Si a los pavimentos le sumamos la restauración de fachadas se produce el efecto "decorado de cine". Para que ello no ocurriera deberíamos usar los mismos materiales y técnicas constructivas que antaño. Pero ¿de dónde sacamos docenas de picapedreros tallando miles de adoquines de granito a golpe de maza y escoplo, durante semanas, para adoquinar una calle? El resultado desde luego sería espectacular, pero el coste es inasumible.  

De todas maneras, los arquitectos deberían hacer un esfuerzo para lograr la máxima fidelidad a la arquitectura original que se pretende reformar. Ahora bien, en Aragón muchas restauraciones recientes se hallan más cerca de Hollywood que del siglo XVI.

Y hablando de arquitectura, cerca de La Iglesuela del Cid yendo hacia el Portell de Morella, se conservan varias casetas de pastor y muros de separación en piedra seca que son auténticos monumentos de arquitectura popular.

Caseta de pastor en piedra seca cerca de La Iglesuela
del Cid (Teruel).
(Fotografía: J.D.)

"Algunas localidades como Fortanete han tomado medidas para conservar estas estructuras y han creado campos de trabajo en las vacaciones de verano para adolescentes a los que se les enseña a restaurar estas paredes de contención" (Miguel Ángel Beltrán Tena, "Arquitectura en piedra seca en el Maestrazgo"). Gran idea.

Desde Cantavieja podemos dirigirnos hacia la comarca de Gúdar-Javalambre, por Fortanete, y atravesar la sierra de Gúdar (inmensas extensiones de pinares, paraíso de las setas) hasta Rubielos de Mora (otro de los pueblos más bonitos de España).

Y otro día hablaremos de la comarca más sorprendente de Aragón, quizá por lo poco conocida: el Matarraña/Matarranya, comarca turolense al norte del Maestrazgo y en la que sus habitantes hablan en perfecto catalán.


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