Primero, saqueamos y expoliamos las colonias, apropiándonos de su suelo,
su subsuelo, el agua, y todo lo que se contiene entre el cielo y la
tierra, y condenando a sus poblaciones a las guerras, el hambre y las
enfermedades. Saqueado el Tercer, Cuarto y Segundo Mundos, ahora nos
toca saquearnos y expoliarnos a nosotros mismos, en un insólito
ejercicio de autofagia: el Capital devorando y arrasando nuestro Primer
Mundo, después de haber arrasado hasta el exterminio todos los demás
"mundos". De paso, ahora descubrimos en propia carne lo obvio: que
nuestro "bienestar" se basaba —y sigue basándose— en el expolio de esos
otros "mundos" cuyas poblaciones se ven forzadas a saltar la
"valla"..., esa valla a la que el ultracatólico Fernández Díaz ha puesto
cuchillas no se sabe bien para qué, si para hacer carne picada de
negro o qué.
Lecturas recomendadas
- Juan Laborda, El expolio de España y el nuevo orden mundial (7-12-2013)
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