24 de diciembre de 2016

(Dictaduras de cuarta generación.)

—Si solamente fuera "declive"... Destaco el artículo Soledad Gallego-Díaz —dijo Aquilino— porque el problema que expone es mucho más importante incluso de lo que supone su autora. Es un decir, claro. En España, como de hecho nunca hemos acabado de salir del fascismo (que arrastramos para nuestro oprobio desde la dictadura protofascista de Primo de Rivera hasta hoy mismo, excepto el glorioso paréntesis de la II República), somos alumnos aventajados de esas aborrecibles "dictaduras de cuarta generación" que están surgiendo como hongos en todo el mundo, con los Estados Unidos de Trump en cabeza, las cuales conservando la apariencia de democracias fulminan la separación de poderes y el Estado de derecho. Es la pesadilla de nuestro siglo.

Ahora bien, el aspecto más novedoso de estos nuevos fascismos "blandos" ("blandos" de momento) (*) es lo que el historiador Josep Fontana denomina "privatización de la política" (**), cuya consecuencia es la enajenación de los propios Estados que son puestos al servicio del capital financiero y de las oligarquías depredadoras de dentro y de fuera, auténticas bandas de delincuentes que saquean y expolian los países hasta convertirlos en Estados fallidos, abrumados de deuda. Para todo lo cual, como es obvio, la democracia estorba y sobra. Grecia es un ejemplo a la vista en Europa, y detrás de Grecia vamos todos. A no ser —concluyó Aquilino, en un desesperado arrebato de demagogia al más viejo estilo— que a alguien se le ocurra la brillante idea de nacionalizar en todo el mundo esas armas de destrucción masiva que son los bancos. Muerto el perro, muerta la rabia.

(*) "Blandos" de momento, porque a las poblaciones de los países bajo estas dictaduras blandas lo que les espera es una represión a una escala nunca vista. Llamémoslo con su nombre exacto: terrorismo de Estado sistemático. Parece que en esto España está siendo utilizada como campo de pruebas (cuesta creer que al ex ministro del Interior se le ocurrieran tantas ideas, aun considerando el inestimable auxilio del ángel Marcelo), lo mismo que Grecia está siendo utilizada como campo de pruebas de la depredación económica extrema. De PIGS a conejillos de indias del fascismo global. Por lo demás, en países tan distintos como Argentina (caso Milagro Sala y persecución judicial de la ex presidenta Kirchner) y España se utilizan desde el poder los mismos métodos de represión política y social, se calcan las mismas leyes, se criminaliza a la sociedad "disidente" y se destruye el Estado de derecho y la democracia de la misma manera. Parece, pues, que nos hallamos ante un mismo modelo de control y despojo, exportable "a la medida" según países. Saqueo, represión y bases americanas: esta es la fórmula aplicada en los territorios vasallos del Imperio.

(**) Josep Fontana, El futuro es un país extraño (Una reflexión sobre la crisis social de comienzos del siglo XXI) (2013).


Lecturas recomendadas
- Soledad Gallego-Díaz, La democracia liberal, en declive (23-12-2016)

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