24 de julio de 2018

(Glosa a Pedro Sánchez.—La unidad de España.)

"Tanto PP como Ciudadanos tienen una forma de entender la unidad de España que precisamente lo que hace es dividir a España" (Pedro Sánchez, entrevista de 22 julio 2018)

—Puigdemont quiere independizar Cataluña de España —dijo Meneses— y Casado quiere independizar España de Cataluña. Y si insisten, lo conseguirán. En realidad, ya lo han conseguido: España está rota desde el discurso del rey del pasado 3 de octubre, netamente divisorio, de buenos y malos españoles. Los malos no hace falta decir quiénes son. Los buenos, tampoco. Por aquella brecha rupturista se metió primero Rivera, con gran entusiasmo, y ahora Casado, que pretende construir el nuevo (sic) PP contra Cataluña. Fascismo de secano y neofalangismo pijo. Pues nada, llenemos todo de banderas. Luego nos las comeremos con patatas. Los nacionalismos, al final, no sirven para nada, si no es para destruirlo todo. Son la goma de borrar de la democracia, entre otros desastres. 

*

El conflicto de Cataluña no tiene solución. Ni desde Cataluña ni desde España. Al contrario: solo cabe esperar que se agrave porque son ya demasiados los que pretenden hacer carrera política fácil a costa de Cataluña, tanto en España como en Cataluña.

Solo hay una posibilidad de salida del conflicto, la cual exige una previa condición sine qua non: el rey debe rectificar su discurso del 3 de octubre. Mientras esto no sea así, el conflicto se cronificará, para felicidad de Puigdemonts, Riveras, Casados y Borrells, y desgracia de todos los demás, los que deseamos vivir en paz en España, y no a tiros.

Ahora bien, hay otra (!) condición sine qua non: el disparate judicial de la rebelión y sedición se tiene que acabar. En general, se tiene que acabar el disparate de la judicialización del conflicto político de Cataluña. Parece obvio decirlo, pero mientras persista el real ¡A por ellos! y sus corolarios el ¡A por ellos! judicial y el ¡A por ellos! político, el conflicto de Cataluña es insoluble.

Y mientras no se resuelva el conflicto de Cataluña, y se resuelva además democráticamente, es decir políticamente (y no a la brava como amenazan algunos iluminados), en España podríamos llegar a una situación de pesadilla. Seguro que no soy el primero en advertirlo.





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