10 de noviembre de 2017

(Y a cada revuelta, un monstruo.)

El gobierno convoca elecciones autonómicas y al día siguiente mete a los políticos en la cárcel. Es tan genial que eso explica que no se le haya ocurrido a nadie antes. Pero ya van tomando nota algunos sátrapas de por ahí. Realmente, España es trending topic informativo mundial. No por nada, sino porque nadie quiere perderse esa secuencia alucinante de show diario. Es como esas trepidantes series de suspense, que acaban con un "continuará". Nadie quiere perderse el próximo capítulo.

Cuando un gobierno se carga el Estado de derecho, ocurren esas cosas. Es el Caos. Y si el presunto gobierno es una camarilla inepta, entonces es la alucinación, el disparate continuo, el surrealismo. Por eso somos trending topic. Ya nadie entiende ni lo que ocurre en Cataluña ni en España. Es todo un lío fenomenal. Pero no te puedes despegar, engancha. Y espérate lo que venga. El 21 de diciembre podría darse el caso que en Cataluña tuviéramos DOS gobiernos: uno en el exilio, el legítimo aunque cesado y en búsqueda y captura, y otro legal, pero fantasmagórico, salido de unas elecciones extrañas, raras, convocadas por quien no podía convocarlas. Unas elecciones aberrantes resultado de un art. 155 que, como ya sabemos a esas alturas, sirve para que la camarilla haga lo que le venga en gana. Por ejemplo, intervenir el Ayuntamiento de Madrid. Vale, ese no es el 155 sino el 135, da igual. La camarilla tiene un completo manojo de artículos a su disposición.
Lo importante es no dar tregua. Todos los ministros a tope, empezando por los reprobados que ya son cuatro, a ver quién la lía más, quién se lleva el premio a la mayor animalada, quién la caga más. Es un sinvivir, no hay respiro. Y si no sale el Govern al gusto de la camarilla, vuelta a empezar y listo. ¿Que no?

Por no hablar de DOS sociedades catalanas: una que cree vivir en una República under construction, y otra que vive en una Autonomía desmantelada y en ruina total. Y al otro lado, una turba berreando ¡A por ellos! y boicoteando productos catalanes, mientras el gobierno rebaña el último euro de las pensiones y anuncia, tan ancho, casi exultante, que habrá que revisar a la baja las cifras de crecimiento para el próximo año. Culpa de Cataluña, claro. Es decir: todos a la mierda, pero bien patriotas, y el PP a seguir mangoneando, que ni se lo creen. ¿A qué seguir?

Cuando una camarilla arrasa el Estado de derecho ya solo queda el Caos. Y del Caos no se sale, no hay manera de salir. Es como esos laberintos antiguos. Y a cada revuelta, un monstruo.

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