—Mientras discutimos si son galgos o podencos —dijo
Meneses—, nos están metiendo un golpe de Estado solapado. Y si alguien
piensa que exagero, es que está en la inopia. Por de pronto, la división
de poderes —ejecutivo, legislativo, judicial—, esencial en un Estado
democrático de derecho, se ha ido a pique delante de nuestras narices y
sin que nadie, o casi nadie, proteste (el último número ha sido
contemplar a la presidenta del Congreso a las órdenes, presuntamente,
del jefe del ejecutivo). Por otra parte, el Frente Único de la derecha
formado por PP-PSOE-C's garantiza la continuidad del régimen para un
buen rato. Lo cual significa continuidad del expolio.
O quizá no tanto rato. El PP se va a
quedar sin votantes al primer hachazo a las pensiones, tal como ocurrió
en Grecia con Nueva Democracia. Porque los ancianos, si no hay
pensiones, van a votar a Stalin, si resucita. La incógnita está en los
votantes del PSOE: ¿seguirán creyendo, como los niños en los Reyes
Magos, que el PSOE es un partido socialista y de izquierdas? Veamos:
El Estado del bienestar, gestionado por
la socialdemocracia, fue el dique de contención contra una hipotética
expansión en Europa del comunismo soviético. Un regalo de USA a Europa,
junto con el Plan Marshall. Pero después del derrumbe de la URSS, los
partidos socialdemócratas se fueron al paro. O, mejor dicho, debido a su
credibilidad entre los votantes, se les encargó el trabajo sucio de
desmantelar en todas partes el Estado social por innecesario. Se
acabaron los chuches de bienestar. A estas alturas, el descrédito y la
debacle de la socialdemocracia en Europa es irreversible. Excepto en
España: aquí somos un mundo aparte y seguimos en la higuera como si tal
cosa. ¿Hasta cuándo? Es seguro que tarde o temprano nos daremos cuenta
que da lo mismo si son galgos o podencos, porque todos —PP-PSOE-C's—
tienen el mismo amo. Pero, mientras, se habrán cargado el Estado de
derecho. Es lo que tienen los fascismos de "cuarta generación", que
cuando te das cuenta es tarde. Este es el problema. Y entonces, desde
Argentina y Brasil, nos dirán bienvenidos al mundo y a la realidad.
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