Crónica de una República anunciada: (Tuits de reconfinamiento, 4.)

Tuit 227 - 1 diciembre
—Los madrileños se merecen a Díaz Ayuso, de lo contrario no la hubieran votado. Es de cajón. Felicitemos, pues, a los madrileños, que tienen la presidenta a su medida. Ahora bien, quienes no somos madrileños, ¿qué culpa tenemos? Ese llamado "hospital" que acaba de inaugurar Díaz Ayuso debería ser calificado de Vergüenza Nacional Número Uno. Ya pueden plantar kilómetros de bandera rojigualda, que aunque cubran Madrid de banderas no taparán la vergüenza de este horrible hospital fantasma que, como las autopistas radiales de Aznar, nos tocará pagar a todos, madrileños y no madrileños. Y todo ello mientras la sanidad pública y los hospitales de verdad se van a pique.

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Tuit 228 - 3 noviembre
—Si amenazar con fusilar a 26 millones de españoles no es delito de odio, según la Fiscalía, entonces ¿qué coño es delito de odio? El Derecho Penal español, amigo don Cosme, es inextricable. Solo lo entienden Llarena y Marchena. Cráneos privilegiados, que decía Valle-Inclán.

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Tuit 229 - 5 noviembre

Enric Juliana, Ruido de sables oxidados (5-12-2020) vídeo

El pasado 1 de octubre, Meneses decía lo siguiente:

—El plan de la derecha en España, que habría que calificar de derecha golpista, es este:

1) Derribar al gobierno, por los medios que sean. Porque contra un gobierno ilegítimo todos los medios son legítimos.
2) Tomar el poder y llenarse los bolsillos. Es decir, robar, saquear y expoliar el país, y el último que apague la luz.

Eso es todo.

Todo lo que hace la derecha —siguió diciendo Meneses—, absolutamente todo, va orientado a derribar al gobierno. No importa si Madrid es la ciudad con mayor tasa de infectados de Europa y quizá pronto veamos muertos por las calles, como en Guayaquil. Si eso desgasta al gobierno, es genial. La derecha española es criminal, lo cual a veces olvidamos. Los del barrio de Salamanca que salen a la calle sin mascarilla ni distancia a berrear contra el gobierno, les importa un pimiento infectarse y luego infectar a sus padres o abuelos: así heredan más pronto y se patean la herencia, que es de lo que se trata.

Pues bien: la derecha española tiene mucha prisa por patearse su cortijo de España. Ese es el plan.

Mientras tanto, la mayoría de españoles asistimos hartos, cansados y aburridos a ese repugnante espectáculo golpista permanente. El gobierno debería ahorrarnos ese espectáculo y empezar a mostrar los dientes, que ya es hora.

Y el pasado 4 de junio:

—¡Papá! ¡Papá! Si aquí nos limpiamos el culo con papel higiénico, ¿por qué insisten en decir que estamos en Venezuela?

—Para que nos lo creamos, hijo. Porque la propaganda consiste en eso: machacar y machacar hasta que nos convenzamos de que la Tierra es plana. Y una vez todos convencidos de que estamos en Venezuela y en una dictadura bolivariana-comunista, y de que el gobierno es ilegítimo y usurpador, los golpistas tendrán una justificación para el golpe de Estado, suponiendo que sean justificados los golpes de Estado en Venezuela. Y así los chorizos de siempre podrán volver a las andadas de la corrupción impune como en la dictadura de Franco, tan añorada por ellos, corrupción que Franco administraba como premio a los leales, mientras decenas de miles de españoles emigrábamos a Alemania para no morirnos de hambre. Ya se sabe, la posguerra, decían.

—España —dijo Meneses— ha cambiado en los últimos 40 años, y lo que quizá no fue posible en 1978, es posible ahora. Debería ser posible ahora. Y eso es lo que no soporta una derecha franquista que, como dijo Echenique, se está dando cuenta de que ya no pinta nada.

(Continuará.)

La República es una forma de Estado que en sí misma no garantiza nada. Ahora bien, la Monarquía Española garantiza la perpetuidad de la corrupción del Estado y por ende la imposibilidad de la democracia, puesto que corrupción y democracia son incompatibles. La Monarquía Española tarde o temprano conduce indefectiblemente a la dictadura