14 de agosto de 2020

(Tuits de desconfinamiento, 4.)

Tuit 197 (La cárcel del Reino de España) - 13 agosto
—Sobre la Monarquía Española se podrían decir muchas cosas
dijo Barrantes, con mascarilla, pero de momento prefiero no decir nada porque ahí sigue vigente el delito de injurias a la Corona (arts. 485 a 491 CP), con el que hace un par días la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha abierto diligencias contra los máximos dirigentes políticos de ERC, BNG y Adelante Andalucía. Es el mismo delito por el cual ya fue condenado Miguel de Unamuno a 16 años de cárcel en 1920. De todas maneras, sobre la naturaleza de la Monarquía Española ya lo dice todo bien claro la vigencia misma de ese infame delito. 

Al delito de injurias a la Corona hay que añadir el de ofensas a los sentimientos religiosos (art. 525 CP), que no existe en ningún país civilizado, heredero del antiguo delito de blasfemia, y con el cual se pretende proteger a la Iglesia Católica Española. "Hace apenas unos meses el popular magistrado Joaquín Bosch, a cuenta de la declaración ante la Justicia del Gran Wyoming, acusado de este delito, señalaba que 'los delitos de ofensas a los sentimientos religiosos son más bien propios de algunos Estados islámicos que no son democráticos'" (Público, 9-2-2018). Y como no hay dos sin tres, a los anteriores cabe añadir el delito de ultraje a España (art. 543 CP), de rancia trayectoria que se remonta a la Ley para la represión de los delitos contra la Patria y el Ejército de 1906... 

La lista podría continuar, pero no quiero aburrir. El Código penal español es un engendro tan retrógrado que asombraría al propio Antonio Maura. Baste mencionar la guinda de la reciente "Ley Mordaza" que el PSOE y el actual gobierno se comprometieron en derogar y ahí sigue para vergüenza del PSOE y de todos. 

España no es un Estado democrático de derecho como cuenta la Constitución, sino un Estado ultramontano y fuertemente represivo y autoritario. En una palabra: el Reino de España es una cárcel, y ello se nota en cuanto uno traspasa la frontera, y sobre todo se nota cuando tiene que regresar a la cárcel. 

Como decía Meneses, quizá sea por eso que en España no ha habido ningún golpe de Estado en años recientes, y es que a lo mejor ya lo han dado.

¿Y qué tiene que ver la Monarquía Española con esto? Todo. 

Demos una pista: la finalidad de la represión y el autoritarismo, en España como en cualquier parte, es proteger la delincuencia y sobre todo la impunidad de la delincuencia. Y el que todavía no lo vea, que vaya a la óptica.


Tuit 198 - 14 agosto
El problema continuó diciendo Barranteses que la sociedad española sin duda ha cambiado desde 1920. El Estado, no. Digamos que la sociedad española se ha democratizado, es decir, se ha impregnado de los valores democráticos de nuestro entorno, y el Estado, no. En realidad, el reloj del Imperio se detuvo en 1680.

De manera que se ha ido abriendo una brecha pavorosa entre el Estado y la sociedad española, brecha que ha acabado resolviéndose de la manera esperpéntica que estamos viendo, con un rey en paradero desconocido. Y lo que nos queda por ver. España es el único país del mundo con la friolera de cuatro restauraciones monárquicas.

Para vislumbrar la magnitud del problema, copio unos párrafos del catedrático constitucionalista Javier Pérez Royo, publicados hace años:

Todos nuestros ciclos constitucionales tienen una estructura similar. Empiezan con una crisis de legitimidad de la institución monárquica, que da paso a un protagonismo político de carácter progresista de la sociedad española, que se traduce en Constituciones que descansan en la afirmación expresa de la soberanía nacional (1812, 1837, 1869) o en la soberanía popular (1931), al que sigue en muy poco tiempo una reacción conservadora que, de una manera u otra, restaura lo que en cada momento se entiende que es la auténtica Monarquía española. [...]

La historia constitucional de España ha sido técnicamente una historia reaccionaria, esto es, la historia de reacciones conservadoras frente a impulsos de cambio progresistas. Y ha girado siempre en torno a la Monarquía. Desde principio del siglo XIX nuestra historia constitucional ha sido la historia de la Restauración de la Monarquía.

(Javier Pérez Royo, "Poder constituyente y reforma de la Constitución española", en Homenaje a la Constitución. Lecciones magistrales en el Parlamento de Andalucía, Sevilla, Parlamento de Andalucía, 2004.)

"España, o es monárquica o no es", sentencia en otro artículo reciente de obligada lectura Javier Pérez Royo ("Crisis de legitimidad de la monarquía", 19-3-2020). Ahí está todo el problema.

Tuit 199 - 17 agosto
Ser de izquierdas
empezó explicando Meneses es tener la convicción de que todos tenemos derecho a vivir con un mínimo de dignidad. Todos es todos, sin excepción, es decir, los 7.800 millones de personas que componen la humanidad. Y que cualquier otra situación es radicalmente injusta. Así pues, en la historia reciente la izquierda se configura como una batalla permanente por la dignidad y la justicia.

Por el contrario, ser de derechas es seguir a pies juntillas la máxima: primero yo, después yo y luego yo. Es decir, solo me importa mi pellejo y beneficio (o el de mi tribu, nación, etc.), y lo que le ocurra al resto del universo me trae sin cuidado y en todo caso no es mi problema. Actualmente, la expresión más acabada de esta ideología es el anarcocapitalismo representado por Trump y acólitos.

Y usted, ¿a qué facción se adscribe, don Cosme?

A las dos.

¡Y un cuerno! Eso no es posible, don Cosme. Piénselo, y mañana me explica por qué izquierda y derecha son incompatibles y excluyentes.

Yo tengo otra definición dijo Melquíades, que había estado escuchando atentamente. De derechas es el idiota energúmeno que en vez de circular en las aceras por su derecha, como las personas civilizadas y por tanto respetuosas, va a contracorriente, porque él anda por donde le da la gana y le sale de los huevos.

No tengo nada que objetar, amigo Melquíades. Es más, encaja perfectamente en la definición que acabo de dar. También son de derechas los fieles seguidores de máximas tan hondas de concepto como "Después de mí, el diluvio", "El último que apague la luz", "Mierda para el que quede", etc. etc.

(Continuará.)

 



La República es una forma de Estado que en sí misma no garantiza nada. Ahora bien, la Monarquía Española garantiza la perpetuidad de la corrupción del Estado y por ende la imposibilidad de la democracia, puesto que corrupción y democracia son incompatibles. La Monarquía Española tarde o temprano conduce
indefectiblemente a la dictadura

Conviene leer
- Javier Pérez Royo, Sorpresas judiciales (13-8-2020), El problema de los atajos (14-8-2020)
y ¿Congreso de los Diputados o jueces? (16-8-2020)
- David Torres, Imputa, que algo queda (14-8-2020)

- José Antonio Martín Pallín, Cronología de una abdicación anunciada (16-8-2020)
- Ignacio Escolar, Casado intenta un nuevo giro al centro (17-8-2020)

 

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